El mundo cambia con el transcurso de los años, cambia la sociedad, las
costumbres, el lenguaje, incluso la forma de captar y exponer información.
En la antigüedad, la información era muy escasa y estaba controlada por las
élites. No se sabía a ciencia cierta si la información era veraz o falsa,
puesto que eran escritas sin ninguna prueba clara. Tiempo después, se
encontraron restos de un arte simbólico que nos informó de lo sucedido en la
época, puesto que eran pinturas con motivos históricos, donde se representaba
la vida de estos antepasados, su forma de vivir.
Más tarde comenzó la escritura, hay pocos escritos de un principio,
realizados a mano por las élites y aún con el mismo problema de la duda de si
era veraz la información o falsa.
Fue más tarde con la aparición de la imprenta a mediados del siglo XV, lo
que supuso la revolución de los escritos, eran reproducidos fácilmente y facilitó
el acceso de todos. Esto se llamó revolución, porque era un adelanto a los
tiempos, un camino fácil en la vida de los humanos y una fuente para reproducir
la cultura y hacerla llegar a todos. Situó a Europa en lo más alto gracias a
que abrió el camino al mundo actual, tecnológico y globalizado.
La revolución que estamos viviendo en la actualidad es los nuevos medios de
comunicación en masas y la industria del entretenimiento, como el cine y la
popularización de internet.
Nuestra sociedad, tiene mucha facilidad para encontrar información de todo
tipo, pulsando un botón en la web, podemos acceder a todo tipo de documentos,
ya sean históricos o de actualidad, incluso los periódicos ya son la mayoría
digitales, esto aporta más comodidad al ciudadano y por supuesto menos desgaste
de papel. Todas las revoluciones han recibido críticas, hasta que se ha
comprobado que ha sido una evolución de la humanidad aunque no todo es
positivo; la información de internet puede ser distribuida por todo el mundo,
por tanto es muy fácil introducir información falsa a la vista de todos,
nosotros tenemos que saber de donde elegir la información para que sea veraz,
con sus correspondientes pruebas que aporten fiabilidad a la información.
Con el paso del tiempo, las nuevas tecnologías tendrían que llegar a todo
el mundo y evolucionar más aún. Esto nos hará la vida cada vez más fácil.
Ángela Aceitón Pérez
Los medios de comunicación han influido por un lado favorablemente en nuestra
vida ya que gracias a ellos hemos podido ver desde muy cerca los sucesos
acontecidos a miles de kilómetros. El mundo de la comunicación desde antaño nos
ha informado de los hechos sucedidos en nuestro país pero también de sucesos
internacionales.
Hace años lo que ocurría fuera del lugar donde se residía era totalmente
desconocido. A priori fue el don de la palabra el que comenzó a llevar la
información de ciudadano en ciudadano y más tarde fue la prensa escrita la que
adquirió también un importante papel en la vida de los habitantes, la cual
comenzó a informar a los ciudadanos de los hechos que estaban sucediendo fuera
y dentro de nuestro lugar de residencia. El descubrimiento de la escritura fue
un acontecimiento revolucionario e introdujo al hombre en el mundo de la
cultura. Gracias a dicho descubrimiento el hombre tuvo la posibilidad de
aprender a leer e incluso de escribir sus propias obras. El castellano antiguo
fue apareciendo poco a poco allá por el siglo XV, derivado del latín vulgar,
derivado a su vez del latín culto. Poco a poco el castellano antiguo se
convirtió en costumbre entre todos los habitantes. Este conjunto de
convenciones hizo que todos los habitantes tuvieran algo en común, una lengua.
Gracias a ello la información adquirió un papel muy importante ya que el
pueblo entendía perfectamente lo que se les transmitía ( en la edad media los
juglares se encargaban de llevar información de un pueblo a otro). Por ello la
lengua está totalmente relacionada con la escritura y esta con la comunicación,
ya que era el medio de información cuando no existía todo lo que hoy día nos
informa.
Actualmente contamos con medios cualificados y de calidad como la
televisión, la radio, Internet y otros medios de comunicación, pero,
¿simplemente nos informan sin influirnos? .
No siempre nos han informado al pie de la letra ya que siempre ha estado
regida por alguien o ha tenido un sentido manipulador. Como mi abuela siempre
me decía: “En tiempos de Franco, en la televisión solo se veía lo que él quería
que viésemos”. Pero no solo ocurría esto en la década de los 40 (época de la
dictadura) también es algo que ocurre hoy día. Siempre me he interesado por la
historia de España, es algo que siempre me llamó mucho la atención, y como cada
año veo los documentales que la televisión realiza sobre el famoso golpe de
estado del general Tejero. Este año fue diferente. Al principio el reportaje
comenzó dando una información que jamás se había publicado, algo que
desencajaba toda la información dada anteriormente, algo que sorprendió a todos
los ciudadanos ya que la historia había sido contada desde un punto de vista
muy distinto al que siempre habíamos estado sometidos. Más tarde el conjunto de
periodistas encargados de este documental, afirmaron que toda la información
había sido falsa.
Como vemos lo importante o mejor dicho la moraleja de todo esto no
era volver a repetir la historia de Tejero si no hacernos ver que los medios de
comunicación influyen totalmente en nuestra vida y son capaces de crear una
opinión totalmente distinta de la que pensamos e incluso manipularnos. Muchas
campañas publicitarias mienten e intentan convencernos de que sus productos son
los mejores y es lo mejor para nosotros, mientras que su intención es otra muy
distinta.
Como ocurre en la vida diaria, “no todo lo que reluce es oro” y no
deberíamos ser simples marionetas de aquellos que solo pretenden
“vendernos la moto”.
La escritura desde mi punto de vista es el medio con más transcendencia ya
que hoy día se utiliza para cosas esenciales como el aprender a leer y escribir
gracias a nuestro alfabeto. El libro en sí corre peligro desde que internet se
inventó.
Hoy día preferimos hacer volar nuestra imaginación a través de una
pantalla en lugar de pasar las hojas de un libro. En nuestra vida diaria
Internet es imprescindible porque nosotros lo hemos hecho así, y gracias a él
podemos viajar y visitar lugares sin movernos de nuestro hogar, podemos
informarnos de cómo prevenir enfermedades, podemos aprender recetas caseras
para la vida diaria, escuchar y descargarnos música gratuitamente…cualquier
cosa por insignificante que sea viene de la mano de Internet. Nuestra
sociedad está tan acostumbrada a utilizar este medio del que no vemos
algo perjudicial, pero en realidad sí lo es, ya que no fomenta la lectura
de los libros. Por ejemplo cuando en clase el profesor manda alguna lectura,
todos alguna vez hemos tenido la tentación de buscar un resumen, un camino
fácil pero no el más adecuado y así con Internet los libros se desvaloran cada
vez más.
Otro medio de comunicación el cual es fundamental hoy día son los móviles.
En pocos años hemos pasado de utilizar este aparato simplemente para llamar a
enviar mensajes gratuitos, introducirnos en infinidad de redes sociales, hablar
con los amigos mientras vemos donde se encuentran gracias a la vídeo-llamada…
Pero no somos conscientes que somos esclavos de un simple aparato, vivimos
enganchados a tecnologías lo que acorta cada vez más el diálogo entre nuestros
amigos, algo que hoy día sufro personalmente. Además de todo esto y a
pesar de ser conscientes de los graves problemas de salud que conlleva el abuso
de dicho aparato seguimos utilizándolos porque es nuestro modo de vida.
Para concluir debo decir que los medios de comunicación suponen algo muy favorable
pero también poseen un sentido peyorativo en nuestras vidas ua que cada día
disminuye la conversación personal entre amigos, y sobre todo es una mala
influencia para la escritura, ya que nuestro objetivo es enviar mensajes
rápidamente sin tener en cuenta cómo escribimos.
Miriam Cobano Palma
Que las letras han sido un tema de controversia
desde su origen y creación es algo que siempre ha estado muy claro entre todos
los amantes de la palabra. Ya en su comienzo dieron de qué hablar y, por supuesto,
de qué debatir. Mientras que algunos tachaban a la palabra escrita de
fulminante asesina de la memoria, otros defendían que no solo no debilitaba
esta facultad, sino que la incrementaba e incluso aumentaba la capacidad
imaginativa y de asimilación del hombre. La repercusión de su invención causó,
aun así, furor entre todos aquellos suertudos de probar sus mieles, abriendo
una puerta entre la realidad y la ficción que ya jamás podría volver a
cerrarse. Gracias a ello, toda importante cuestión quedaría grabada para
siempre y protegida de la ponzoñosa mano del tiempo.
El mundo volvería a cambiar muchos siglos
después, cuando un curioso y germánico inventor de nombre Gutenberg creó un
mecanismo capaz de imprimir al mismo tiempo montones de palabras sobre el
papel: la imprenta. Antes de eso, cuando la literatura debía calcarse a mano,
solo unos cuantos afortunados tenían posibilidad de disfrutarla. La palabra
escrita conocía así el sol de un nuevo día, un sol que iluminaría las mentes de
millones de personas en todo el mundo y les brindaría el poder del conocimiento
y de la verdad. Todos acogieron de buena gana el nuevo invento. Todos excepto
la Iglesia, por supuesto. La negativa de la Iglesia ante la primera edición que
daría a luz la imprenta, conocida como La Biblia de Gutenberg, se interpuso
como un muro de ladrillos frente a las expectativas de un mundo deseoso de
sabiduría, un muro que estalló en mil pedazos al recibir el firme golpe de las
mismas expectativas a las que se empeñaba en combatir. Finalmente, el pueblo
recibió lo que tanto anhelaba: una ventana que les liberase de su tamaña
ignorancia.
Hoy, en unos tiempos tan difíciles y complicados,
comprobamos que es precisamente aquello que finge darnos alas de libertad lo
que nos condena sin que seamos realmente conscientes de ello. Internet es un
medio al que nos aferramos a diario, deleitándonos con las millones de
realidades dispares que nos ofrece, apagando nuestra visión del mundo y creando
una nueva a semejanza de su oscuro propósito. Es el mismo efecto el que tiene
en nosotros la televisión, que con sus luces mortíferas nos confunde y
reinventa todos los esquemas que los libros y sus palabras confeccionan en
nuestras cabezas a lo largo de los años, siempre y cuando lo permitimos. Son
estos aparatos, estas nuevas tecnologías, los que nos tornan en pasivos y nos
impiden pensar, los que se encargan de atontar nuestras valiosas neuronas como
lo haría cualquier otra droga.
Hagámonos, pues, una pregunta y un favor al mismo
tiempo: ¿qué es lo que realmente vaporiza nuestra memoria: aquellas palabras
que leemos… o aquellas imágenes que nos impiden leer?
Juan Manuel Arauz Molina
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